Renunciando a las raíces de amargura
Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la
gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella
muchos sean contaminados. Hebreos.12.15
Amargura; pilkria, palabra griega que significa; punzante,
específicamente veneno, atravesar, perforar, amargo.
Es
decir que una persona con amargura en su corazón, literalmente destila veneno,
perfora el alma de las personas con sus palabras, es punzante como un cuchillo,
y sobre todo su sabor es amargo.
Una
persona herida tiene raíces de amargura que quizás no sabe y las manifiesta:
·
Las palabras que brotan
de un corazón enfermo, generalmente causan un daño irreparable…..por ejemplo
una madre que descarga su dolor y frustración sobre sus hijitos, de seguro que
atrofiara la autoestima de estos. Son hijos con traumas: temeroso, inseguro o
violento… (anécdota de los clavos y luego sacarlos) perforamos el
corazón de los demás
·
Un árbol crece según
la tierra y el abono, lo que recibimos damos… que aguas te alimentaron? con que agua alimentas a los que contigo están?
·
Éxodo 15:22-27 aguas
amargas,
El agua amarga de Mara
22 E hizo Moisés que partiese Israel del Mar Rojo, y salieron al desierto de Shur; y anduvieron tres días por el desierto sin hallar agua.
23 Y llegaron a Mara, y no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas; por eso le pusieron el nombre de Mara.[a]
24 Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber?
25 Y Moisés clamó a Jehová, y Jehová le mostró un árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron. Allí les dio estatutos y ordenanzas, y allí los probó;
26 y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador.
27 Y llegaron a Elim, donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras; y acamparon allí junto a las aguas.
El árbol ahora es Jesus, somos probados en nuestras amarguras a ver si
somos capaces de entregárselas a El y dejar que endulce nuestro corazón,
promete llevarnos a un refugio donde haya Paz y provisión para cada área de
nuestra vida…
·
No seamos sabios en
nuestra propia opinión analicémonos como actuamos, como enfrentamos los problemas
y si somos capaces de dejarnos dirigir por el Señor y dejar de martillar a los
demás con nuestros clavos de amargura.
Cuando agarramos muchos clavos y los martillamos sobre una madera y luego vamos los sacamos, podemos ver como los clavos dejan un hueco en aquella superficie: así somos nosotros cuando o herimos o estamos cuando nos han herido a nosotros.
Pues dejemos de marcar y dejar mala huella en los demás por causa de las malas huellas que otros han dejando en nuestro corazón.
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Preguntemosno voy a
continuar mi vida asi siendo infeliz y destruyendo a los demás por causa de las
heridas que me han hecho, o mejor decido renunciar al dolor y disfrutar de la
nueva vida que Cristo me da.
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No dejes de alcanzar
la Gracia de Dios por causa de tus amarguras, no deseches el don que te dio, esa
raíz es un estorbo entre Dios y tu...
·
Estas son algunas
raíces que se encuentran en el corazón de una persona con amargura: La falta de perdón, celos,
orgullo, egoísmo, hipocresía, envidia, ira, enojo, blasfemia, palabras
deshonestas, pleitos, griterías, maledicencia, murmuración, queja, venganza,
depresión, mal agradecimiento, etc.…. y
déjame decirte que entre más tiempo lleven dentro del corazón, sus raíces son
más profundas…..
Conclusión:
Todos
tenemos un pasado, y en ese pasado muchas veces hemos vivido momentos tristes,
experiencias dolorosas, hechos traumáticos, maltrato verbal... No podemos
cambiar el pasado pero podemos transformarlo en una experiencia valiosa para
nuestro presente.
En
ocasiones, muchos de nosotros no hablamos lo que realmente pensamos, sino que
nuestras heridas son las protagonistas de todo lo que expresamos. Pero, ¿cómo
se detectan las heridas emocionales para evitarlo? Identifícalas por estas
acciones:
·
Somos agresivos con
los demás
·
Causamos dolor al
otro, con ofensas, malas caras, insultos, devaluaciones
·
Perdemos el
autocontrol y decimos palabras hirientes lastimando nuestra relación con el
otro
·
Nos cerramos puertas
por ser groseros
Si
esto nos está ocurriendo, sin duda, están hablando nuestras heridas emocionales
por nosotros. Así que es necesario destaparla y sacar el veneno aunque duela. Remover
lo acumulado y permitir que, aunque creamos que no hay medicina que cure
nuestro dolor, dejar que Cristo nos sane y permitir que otra persona nos ayude,
son claves para superar el dolor.
Renunciemos
a toda herida que ha dejado raíces profundas de amargura en nuestro corazón,
seamos libres del dolor y no hiramos a mas nadie.
Ya es Tiempo de renunciar y romper con toas las raíces de amargura que te tienen anclado y no te dejan avanzar hacia lo nuevo que Dios tiene Para ti...